Al
borde del antiguo Camino de los Incas,
que actualmente es la famosa Calle Real, se levanta la ciudad de Huancayo,
antiguo tambo incaico, ubicado justamente al sur del valle de Jauja y en el
vértice de dos ramales del camino hacia el Chinchaysuyo.
Este
camino, obra titánica de nuestros antepasados y columna vertebral de la
vialidad del Imperio incaico, tiene una característica muy curiosa; carece de
taludes en toda su extensión.
Al
parecer los dos ramales que se encuentran en el valle del Mantaro, tenían finalidades
diferentes: Un ramal era el camino estratégico, que venía por las alturas; y el
otro era el Camino Real, amplio, cómodo, señorial, según se afirma en crónicas
antiguas.
Según
el historiador Waldemar Espinoza, el camino del inca que venía del Cuzco a
Cajamarca, al llegar a las alturas de Acostambo, se dividía en dos ramales: Uno
que entraba por Sapallanga y seguía hacia Huancayo, dando lugar a la Calle Real
y continuando por la margen izquierda del río Mantaro hasta el Tambo de
Maravilca ( Concepción), llegaba a Hatun Xauxa
para proseguir por el llano de Yanamarca hasta Tarmatambo. El otro ramal
iba por la altura, hacia la margen derecha del río Mantaro, pasando por
Rumichaca, Chuamba, Huacrapuquio, Huamanqaqa, Pilcomayo, Sicaya, Orcotuna,
Mito, Muquiyauyo, Waripampa y entraba a Hatun Xauxa.
Un
ramal partía de Huancayo hacia el Templo de Wallalo en el nevado del
Huaytapallana. Otro partía de Hatun Xauxa hacia el oeste a Julcatambo, luego al
nevado de Pariacaca, límite de los Xauxas y los Yauyos.
Los
Incas construyeron el Camino Real, para interconectar los centros poblados más
importantes, uniendo así el Cuzco, Cajamarca y Quito en Ecuador. En estos
caminos, construyeron tambos que no solamente eran posadas o lugares de
descanso, sino y sobre todo eran centros de abastecimiento de alimentos.
V.
VIVANCO. V.
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